Los poderes públicos están para tutelar la vida y los derechos de las personas. No vivimos en un mercado privado en el que todo está cosificado con una tarifa, desigual claro, porque un riñón asiático cuesta menos que uno europeo.
Sin entrar en derivas delictivas, la mercantilización de la integridad física se abre camino con una normalidad propia de las organizaciones preestatales, cuando Hobbes reclamaba desde el absolutismo un poco de orden para vivir en paz. La aceptabilidad de acciones como la compra de vientres de alquiler , llamémosle gestación subrogada que parece menos intrusivo, no es más que asumir que alguien con dinero tiene la potestad sobre el cuerpo de otra persona, mujer, y en una situación de desventaja económica de la que te aprovechas.